¿Es imprescindible la Epidural en todos los Partos?. 9 Formas de Soportar el Dolor sin Epidural

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Soportar el dolor sin Epidural | Foto Chris&Rhiannon

Uno de los temas que parece debatirse con más ahínco en los foros de embarazadas es respecto al empleo o no de epidural durante el parto. “Queremos un parto natural y estamos dispuestas a poner todo de nosotras para que así sea“. Cada vez son más las mujeres que se atreven a vivir la experiencia del parto prescindiendo de la epidural teniendo en cuenta esta premisa.

La pregunta es ¿Realmente un parto natural viene de la mano de la ausencia de la anestesia epidural? No, muchas veces se puede tener un parto respetuoso sin necesidad de soportar los intensos dolores de estos momentos.

En este artículo te lo contaremos todo acerca de esta anestesia a fin de que puedas tomar una decisión clara y lo más beneficiosa posible para ti y tu bebé.

Lo que NO significa prescindir de la epidural

Un parto sin epidural no es sinónimo de parto natural y sencillo, podría ser incluso un alumbramiento complicado. Si bien es una opción que cada vez admiten en más hospitales, no todos los centros están preparados para atender este tipo de nacimientos porque carecen de las instalaciones y el personal cualificado para la ocasión. Debe mencionarse que se trata de un parto absolutamente diferente. Sobre todo, porque la madre debe recibir una contención especial para superar positivamente el dolor que conlleva el trabajo de parto.

En torno a la epidural giran muchos mitos y teorías que deseamos desmitificar. Es importante que sepas que no dártela:

  • No te convierte en una heroína
  • No te asegura un dolor inaguantable
  • No te convierte en una persona que gusta del masoquismo
  • No te posiciona cerca de una determinada corriente o tipo de crianza

Cada parto tiene sus propias características y como no puedes saber de antemano cómo será el tuyo, lo mejor es que no tomes esta decisión con tiempo. Mejor es que veas, llegado el momento si crees que la necesitas o no. No va a ser un parto más natural o respetuoso por darte o no la epidural, esto tienes que tenerlo claro.

Incluso muchas mujeres que ya han dado a luz varias veces sin epidural (en hospitales preparados para atender este tipo de partos) y desean que el próximo sea de igual forma, no pueden tener la certeza de que esto sea posible. No debes adelantarte, llegado el momento del alumbramiento, tendrás que analizar tus propias condiciones y ver si lo necesitas o no. Y hacer el balanza de qué ganas y qué pierdes por solicitarla.

En cuestiones de embarazo y parto lo ideal es no aliarse con ninguna ideología o corriente. Más bien se trata de ir apostando por aquellas herramientas que nos resulten más satisfactorias y que nos hagan más placentera la experiencia de convertirnos en madres.

El dolor cuando no te aplicas la epidural

Un parto sin epidural es doloroso; aunque muchos intenten hacerte creer lo contrario. Dar a luz duele; casi tanto como satisfacción y orgullo te produce coger a tu bebé en brazos una vez que todo haya terminado. Olvídate de partos orgásmicos y sin dolor, este es un cuento de hadas que no se cumple en casi ninguno de los casos.

Desde tiempos ancestrales se comparan los dolores de parto como los más intensos sufridos en la vida de un individuo. No obstante, esto no es del todo realista. Como un parto es una experiencia individual y única en cada mujer, también las sensaciones pueden tener estas cualidades. Tal es así que el dolor puede ser tan intenso que sería sumamente difícil exponerlo con palabras o, en otros casos, ser imperceptible, al punto de que la mujer ni se dé cuenta que está dando a luz.

Por otra parte, dar a luz sin epidural te obliga a hacerlo ubicándote en la posición que tu cuerpo te pide y a realizar tú misma todo el trabajo que, de lo contrario, tendrían que hacer los médicos. Debes saber que nuestro organismo, en una posición que le permita total movilidad puede aliviar de forma natural el dolor.

Además, parte de la creencia de que el dolor del parto es sumamente intenso está ligada a la visión que nos vienen insuflando desde que somos pequeñas, a través de películas y frases hechas. Muchísimas mujeres dan a luz sin proferir esos alaridos y sufrir con esa intensidad que se muestra en los filmes. Por tanto, lo ideal en esta situación es revivir momentos en las que te hayas sentido feliz y que sean positivos para ti, para que te ayuden a mejorar tu manera de enfrentar el dolor.

¿Qué instalaciones requiere un parto sin epidural?

Uno de los aspectos fundamentales para que un parto sin anestesia dé resultados positivos es el lugar y con quién se realiza. Las instalaciones que se requieren son absolutamente diferentes. Olvídate del potro o la mesa de parto. Deberá existir una sala de parto que preparada especialmente para atender este tipo de alumbramientos, a la vez que en cuerpo médico que se dedique a ellos. La experiencia de estos profesionales es fundamental para que la madre se sienta segura y el parto tenga lugar sin inconvenientes.

Una mujer dando a luz sin anestesia necesita una libertad absoluta de movimientos: nada de monitores con cables y herramientas médicas que puedan obstruir esa libertad. Además necesitará apoyarse en pelotas, espalderas, cuerdas y sillitas de dar a luz, a fin de encontrar la posición que su cuerpo le pide. Si lo hace en una mesa de parto, no llegará a buen término y terminarán colocándole la epidural porque todo le dolerá cinco veces más y no tendrá la movilidad que necesita para hacer la fuerza de la forma adecuada.

Se sabe que la postura que la medicina ha difundido para el parto, es la menos cómoda, la menos natural y también la más dolorosa de todas. Cabe mencionar que una contracción fuerte que en una postura natural pueda ser soportable, en la postura que impone la mesa de parto puede ser realmente intolerable. Por eso, a veces no vale la pena intentar dar a luz sin epidural, porque si de todos modos vamos a hacerlo en un hospital con las instalaciones de un parto clásico, tarde o temprano nos la darán porque el dolor nos resultará insoportable. Un parto sin epidural debe seguir el protocolo que nos pida nuestro cuerpo y no el que imponga el hospital en el que nos atendamos.

La opción o no de utilizar la epidural no está ligada a nuestro deseo de vivir un parto más natural sino a las posibilidades que nos ofrezca el centro médico que nos atienda. Por eso antes de decir “no quiero epidural”, asegúrate de estar preparando tu parto en el hospital adecuado, y con el grupo sanitario ideal.

Por otro lado, si decides dar a luz en casa, debes saber que no puede tratarse de un embarazo de alto riesgo y que debes prepararlo todo con bastante antelación. Infórmate acerca de los riesgos de este tipo de parto y toma tu decisión con riguroso cuidado.

Formas de soportar el dolor sin epidural

Muchas veces le tememos a la epidural por los efectos secundarios trae y eso nos lleva a manifestarnos a favor de un parto más natural.

Si haz decidido dar a luz sin la anestesia y quieres saber de qué forma prepararte para el alumbramiento, te pasamos una lista de consejos que podrán ayudarte a afrontar los dolores propios del parto.

  1. Entender el dolor. Una de las mejores formas de afrontar las molestias del parto es entender lo que el cuerpo nos trasmite a través del dolor: el lugar donde se encuentra el bebé a cada momento, que todo marcha bien y que nuestros músculos trabajan correctamente.
  2. Prepararnos con consciencia. La mejor forma de prepararte para el parto es entrenando tu cuerpo para el momento crítico del alumbramiento. Para ello, puedes realizar los ejercicios adecuados para contraer los músculos adecuados y realizar bien la tarea de pujar. También debes preparar adecuadamente tu mente: aprender posturas de yoga puede ser una forma extraordinaria de afrontar esta situación.
  3. Aprender técnicas de relajación. La gran tensión muscular y emocional a la que te verás expuesta durante el parto te producirá un dolor mayor. Aprender a controlar tu estado, con ejercicios de relajación, te ayudará a hacer frente a la tensión para impedir este dolor extra.
  4. Pensar en positivo. Tener una actitud positiva implica canalizar bien las tensiones; así colaborarás con una mayor relajación de tus músculos y una acción eficiente durante el alumbramiento.
  5. Visualizar imágenes agradables. Puede ser desesperante el tiempo que tarda en llevarse a cabo el parto. Para evitar pensar en si hace mucho que estás con trabajo de parto o no, puede serte de mucha ayuda visualizar en tu mente imágenes que te hagan sentir a gusto y te relajen. Puedes imaginar a tu peque bajando por el canal del parto, a ti caminando por la playa o escalando una montaña o sentir el flujo de un río hacia el océano. Si practicas con antelación las visualizaciones, durante el parto te resultará mucho más fácil alcanzarlas.
  6. Aprender a respirar profundamente. Este es uno de los mayores secretos para soportar el dolor. Respirar profundamente te permitirá liberar el diafragma; lo que te ayudará a relajar todo el cuerpo y oxigenarte de la forma adecuada.
  7. Liberar tensión gritando. Al gritar liberamos tensiones, por eso es muy terapeútico gritar cuando estamos dando a luz. Olvídate de las convenciones sociales y sigue el consejo de tu cuerpo, ¡Grita! y libera ese estrés que se está formando.
  8. Toma masajes adecuados. Existen una serie de masajes especialmente pensados para esta situación. Enséñale a tu pareja los que mejor te ayudan a liberar tensiones para que te los aplique durante el parto, a fin de ayudarte a soportar con mayor estoicismo el dolor.
  9. Estar bien acompañada. Acudir al parto con tu pareja puede ser la mejor decisión que puedas tomar; siempre y cuando sepas que ella en vez de ponerte más nerviosa, pondrá de su parte para que te calmes. Dar a luz en un ambiente cálido donde te sientas contenida y protegida por las personas a las que quieres, puede significar de gran ayuda para tener un alumbramiento feliz, sin epidural.

Para terminar, queremos enfatizar en que un alumbramiento sin epidural puede ser una opción para cualquier embarazada, siempre y cuando los hospitales y clínicas donde se atiendan reúnan las condiciones que exige este momento y cuenten con el cuerpo médico preparado y dispuesto para asistir adecuadamente a la embarazada.

Por otro lado, ten presente que si habías decidido no dártela y a último momento cambias de idea, puedes pedir que la anestesia sea menos brusca. De este modo no tienes que renunciar a un parto respetado, y podrás dar a luz en una posición más cómoda que la que deberás asumir si la dosis es exagerada. Además, podrás sentir las contracciones, aunque con una intensidad menor.

Y recuerda que el parto lo haces tú, por lo que las personas que te rodeen deben estar dispuestas a ayudarte y acompañarte como tú lo necesitas. Aguantándote lo que haga falta y cuidándote al máximo para que esta experiencia sea lo menos traumática posible para ti y para tu bebé.

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