No nos preparamos para que las cosas salgan mal. Nos acostumbran a pensar en positivo y no estamos listas para que nos digan que algo no marcha como se esperaba.
Es importante que sepas que estar preparada para posibles eventualidades no es ser negativa; más bien se trata de la forma ideal que te llevará a mantenerte informada, para saber actuar acertadamente y tomar las decisiones correctas llegado el momento.
En algunos partos ocurre que acontecen situaciones puntuales que hacen necesario un cambio de planes en lo programado por ti y por el cuerpo médico. Ciertas circunstancias que requieren un tratamiento especial. Una vez iniciado el parto, pueden surgir imprevistos que aconsejen el empleo de fórceps o de una extracción al vacío.
Y si bien otro tipo de complicaciones, como los nacimientos múltiples y la presentación de nalgas, se suelen diagnosticar pronto, siempre es bueno estar informada y atenta para que, llegado el caso, los nervios no te lleven a perder los estribos y vivir una situación de suma exasperación que te juegue en contra durante el alumbramiento.
Cosas para saber sobre el parto asistido
Si el parto y el alumbramiento no van como se esperaba, es posible que el médico tenga que prestar su ayuda para llevar a buen termino el alumbramiento vaginal. En tal circunstancia, se valerá del instrumental médico adecuado, siempre pensando en tu salud y en la de tu bebé.
Por tu parte, debes mantener la calma y confiar en los especialistas. Si te pones ansiosa solo conseguirás que las cosas se compliquen más y obligarás a los médicos a trabajar en un ambiente de estrés y tensión que no es recomendable.
Para llevar a cabo un parto asistido, los médicos pueden escoger:
- Fórceps: instrumental que se emplea para proteger la cabeza del bebé o, junto con la extracción al vacío, para acelerar el paso del feto por el conducto vaginal.
- Extractor al vacío o ventosa: es una alternativa más suave que los fórceps y se utiliza en la extracción al vacío. Este instrumental se compone de una copa de material sintético que se coloca sobre el cráneo del bebé y se adhiere a él, permitiendo que el doctor gire la cabeza si hace falta o aplique la fuerza de tracción. Aunque la ventosa deja una marca en la cabeza, tiene muchas ventajas.
Un parto con fórceps
Los fórceps son un instrumento parecido a las pinzas para el azúcar y están diseñados para ajustarse a los lados de la cabeza del feto, cubriéndole las orejas.
La decisión de recurrir a ellos depende de la opinión del equipo médico. Se emplean solo cuando la primera etapa del parto ha concluido. Momento en el que el cérvix está plenamente dilatado y la cabeza del feto ha entrado en el conducto vaginal.
Los fórceps se utilizan cuando la cabeza del bebé ha descendido en la pelvis pero este descenso queda interrumpido. Los casos más comunes son:
- En casos de presentación posterior
- En casos de presentación de nalgas
- Cuando el útero no mantiene sus contracciones
- Cuando la madre no tiene fuerzas para empujar
A veces también se emplean en un parto rápido, a comienzos de la segunda etapa, si el feto muestra indicios de falta de oxígeno, aunque el nacimiento no sea aún inminente.
Para utilizarlos, la madre ha de apoyar las piernas en los estribos. Se le administrará un anestésico local en el perineo. El médico los introducirá en la vagina, de uno en uno. Tirando suavemente con los instrumentos, de treinta a cuarenta segundos cada vez, la cabeza del feto descenderá hasta el perineo. En este momento, se te practicará la episiotomía. Una vez que ha salido la cabeza, los fórceps se retiran.
Prepararse para un parto múltiple
Si tienes gemelos, el nacimiento será tratado como si de dos alumbramientos individuales se tratara. Esto significa que si el primero nace por parto vaginal, no es estrictamente obligatorio que el segundo lo haga de igual forma.
Posiblemente, tu médico y tu comadrona te recomendarán que des a luz en un hospital y, por mucho que desees hacerlo en casa, lo ideal es que sigas sus consejos. Los partos de gemelos son más complicados que los de un solo niño, por evidentes razones. Por tanto, tener a mano un cuerpo médico especializado podría reducir los riesgos de presentación anormal.
Si todo va bien, suelen nacer ambos cabeza abajo. Y el segundo llega entre ocho y diez minutos después del primero. Los partos de gemelos suelen durar mucho, y la anestesia epidural es una buena opción. Además, es posible que sea necesario rotar al segundo niño, rompiendo la membrana que lo rodea y moviéndolo con la mano.
Los nacimientos de gemelos son mucho más seguros que en el pasado, porque las ecografías y los monitores fetales nos ayudan a determinar la posición exacta y el estado del segundo feto. En caso de trillizos o más, lo más seguro será que te realicen una intervención cesárea; y, seguramente, también será este el consejo que te den los especialistas que te atiendan.
Cesárea de urgencia
Si no lo tenías previsto pero al final tienen que realizarte una cesárea, debes estar tranquila. No eres menos mujer por ello y siempre y cuando sea lo mejor para ti y para tu bebé es bueno que no te resistas.
Si el alumbramiento vaginal normal es peligroso o incluso imposible, tu hijo nacerá por cesárea. Esta operación suele durar unos cuarenta minutos y, aunque el bebé nace durante los primeros cinco, el resto del tiempo es el que toma suturar todas las incisiones.
La forma en la que se realiza una cesárea es la siguiente: el obstetra practica una pequeña incisión horizontal a lo largo de la línea del bikini, en la base del abdomen, y otra, similar, en la parte inferior del útero. Retira el líquido amniótico por succión y extrae delicadamente al bebé. A continuación, corta el cordón umbilical, extrae la placenta y sutura el útero y el abdomen.
Para los bebés que nacen por cesárea, es un beneficio y también un inconveniente no haber pasado por el conducto vaginal. A diferencia de los niños que nacen por vía vaginal, suelen tener las facciones suaves y la cabeza redonda. No obstante, necesitan más tiempo para adaptarse al exterior, debido a que han entrado en él de forma repentina, sin poder vivir el proceso de forma paulatina. Además, el viaje a lo largo del conducto vaginal los ayuda a eliminar líquido amniótico de los pulmones y estimula su circulación; al no haber hecho dicho viaje, su adaptación al entorno es más costosa y, en muchos casos, necesitan un poco de ayuda por parte del grupo de especialistas.
La triste noticia de la muerte del bebé
La muerte del bebé antes, durante o poco después del nacimiento, puede resultar especialmente dolorosa. Actualmente, en Occidente, el número de bebés que nacen muertos a las veinticuatro semanas de embarazo o que mueren en sus primeras semanas de vida se ha reducido a aproximadamente el 1%. Esto se debe, en gran medida, al impresionante desarrollo que ha vivido la obstetricia en los últimos años y al perfeccionamiento realizado en el campo de los cuidados pediátricos.
Existen diversos tipos de muertes del bebé:
- Muertes intrauterinas
- Muerte en el inicio del parto
- Muertes intraparto
- Muertes neonatales
En el caso de las muertes antes del parto, cabe mencionar que muchas veces no se descubren las causas por las que se producen. Aunque se estiman ciertas cuestiones como:
- Defectos fetales
- Salud precaria de la placenta (Puede ser que la placenta no se desarrolle adecuadamente, que enferme a lo largo del embarazo o que se torne incapaz de seguir manteniendo al feto. Sea cual fuese la razón, la placenta no ha podido alimentar correctamente al bebé)
- Incompatibilidad de grupos sanguíneos
Si el médico o la comadrona sospechan una muerte intrauterina, realizarán una ecografía para detectar el ritmo cardíaco del feto. Normalmente, dos o tres días después de la muerte del feto, se inicia el parto; aunque muchas mujeres prefiere que les quiten el niño en cuanto saben la verdad.
Si bien los médicos deberán respetar tu deseo, un parto inducido se recomienda más que una cesárea en estos casos (no hay que olvidarse que esta intervención podría condicionar futuros embarazos). De todas formas es normal y perfectamente entendible que no quieras someterte a este doloroso proceso.
La muerte durante el parto es sumamente improbable. Pero en caso de que se dé su causa suele ser la falta de oxígeno o un defecto en la placenta. También puede ser por algún daño provocado al bebé durante el parto. Esto último es menos frecuente que en el pasado.
La muerte neonatal, por su parte, generalmente es causada por cuestiones respiratorias; especialmente si se trata de un parto prematuro, posmaturo o un feto aquejado de graves defectos fetales. Las infecciones neonatales mortales, hoy son excepcionales porque pueden tratarse perfectamente con antibióticos y una rigurosa higiene.
Cómo hacer frente a la muerte
Es muy importante que ambos progenitores hablen abiertamente de la muerte de su bebé, que la acepten y no nieguen el duelo. Es normal que los padres afligidos se sientan aislados, enfadados consigo mismos, con la pareja, con el equipo médico, con la vida (por haber sido injusta), y que a menudo se sientan culpables de haber hecho o dejado de hacer algo. No obstante, reconocer que todos los implicados hicieron todo lo posible y que nadie tiene la culpa, a la vez que se reconocen los propios sentimientos, ayudará a superar el dolor de la pérdida.
Algunos médicos animan a los padres a abrazar al niño que nace muerto después del alumbramiento, y la mayoría lo agradecen. También puede resultar reconfortante tener una foto del bebé. Ayuda a darle un nombre, enterrarlo y estar presente en el funeral. Otra fuente de consuelo es el contacto con otros padres cuyo hijo nació muerto o murió al poco de nacer. Generalmente, el hospital dispone de información acerca de los grupos de apoyo. No dudes en solicitar ayuda de un consejero, te hará mucha falta para enfrentar estos momento. Y, sobre todo, confía en tu pareja y recuerda que puede hacer muchísimo para ayudarte a superar esa situación tan traumática.
Efectos emocionales en la madre
Los efectos emocionales y físicos que afligen a la madre no se deben únicamente a la conmoción por el dolor de haber perdido a su hijo, sino también a la repentina desaparición de las hormonas del embarazo.
Esto puede afectar a tal punto tu estado de ánimo que es posible que sufras sin saber por qué profundos ataques de llanto, depresión, insomnio, pérdida de apetito, síntomas de privación, a la vez que pérdida de leche de las mamas. La leche puede ser suprimida con medicamentos. El apoyo y consuelo de la pareja, la familia y los amigos son vitales en estas circunstancias.
Por último, es importante señalar que antes de tomar la decisión de tener otro hijo es necesario haber superado la pérdida del primero. A algunas parejas esto les toma más de un año. En tal caso, una vez te quedes nuevamente embarazada debes trabajar emocionalmente para evitar que el temor a perder este hijo también te prive de la alegría de ser madre y de disfrutar todo lo que puedas del embarazo.
Es triste hablar y pensar en estas cosas cuando estás completamente ilusionada. Pero si tienes presente todo esto es posible que puedasvivir con más calma el parto y que, en el lamentable caso de que tengas que enfrentarte a alguna de estas complicaciones, sepas exactamente qué hacer y qué esperar de dichas eventualidades.