Parto Prematuro: Qué es y Cómo Prevenirlo (o afrontarlo)

Parto prematuro: cómo evitarlo

Todo sobre el Parto Prematuro | derechos Fotolia

Seguramente son muchas las dudas que te aquejan. Y puede que muchas de ellas estén relacionadas con la posibilidad de ponerte de parto antes de tiempo.

La mejor forma de afrontar estos miedos es informándote, para estar preparada para lo que venga, sabiendo qué hacer y cómo hacerlo y de qué forma evitarte dolores de cabeza.

En este artículo te lo contamos todo acerca de los partos prematuros y te damos algunos consejos que pueden servirte para evitar complicaciones durante tu embarazo.

¿Qué es un parto prematuro?

Durante la segunda mitad del embarazo, el útero se contrae de forma intermitente. A medida que te vas acercando a la fecha de dar a luz, estas contracciones se vuelven más frecuentes. Hasta que son más persistentes y, finalmente, provocan la dilatación del cuello uterino. ¡Tu hijo está a pocas horas de ver la luz del día!

Se habla de parto prematuro, cuando las contracciones y la dilatación se producen antes de la semana 37 de gestación. Debes saber que algunas mujeres experimentan períodos de contracciones regulares antes de la semana 37 y, pese a ello, no se ponen de parto, ya que el cuello uterino no se dilata; por tanto, la presencia de contracciones rutinarias no es necesariamente un indicio de esta complicación.

Es importante señalar que las dificultades que tiene que superar un bebé prematuro siempre son más delicadas que las de un bebé que nace a su debido momento. Y, cuanto más se anticipe el parto, mayores pueden ser los problemas. Es decir que es más delicada la situación de un bebé que nace antes de la semana 34, que la de uno que nace después de dicha fecha.

El problema más delicado de un prematuro se debe a que antes de la semana 32 los pulmones del feto aún no se han desarrollado completamente, por lo que corre el riesgo de sufrir alguna complicación respiratoria. De hecho, los bebés prematuros corren un riesgo adicional de padecer el síndrome de insuficiencia respiratoria.

También pueden producirse otro tipo de complicaciones como infecciones, trastornos del tubo gastrointestinal o hemorragias intraventriculares en una región del cerebro. Sin embargo, si el parto prematuro tiene lugar en un hospital que cuenta con instalaciones modernas y un sector especialmente dedicado al cuidado intensivo de los neonatos, es muy probable que todo salga perfectamente. Son muchos los bebés que nacen entre la semana 26 y 32 y que crecen absolutamente sanos.

¿Puedo sufrir un parto prematuro?

Nadie sabe con seguridad qué es lo que provoca un parto prematuro, pero está claro que algunas pacientes corren un mayor riesgo de tener uno. Si el tuyo es uno de estos casos, tu médico querrá vigilarte más de cerca y te dará algunas recomendaciones para evitar que tengas al niño antes de tiempo.

Para darte cuenta si el tuyo es un caso de parto prematuro, puedes guiarte por los siguientes síntomas. De todas formas, debes saber, que no siempre responden completamente a este inconveniente; pero consulta con urgencia con tu médico, que sabrá aclararte lo que ocurre.
Los síntomas son:

  • Pérdida vaginal permanente de un líquido suelto
  • Aumento del flujo vaginal mucoso
  • Presión intensa y persistente en la pelvis o zona vaginal
  • Dolores parecidos a los menstruales
  • Lumbalgia persistente
  • Contracciones regulares que no cesan al descansar o disminuir la actividad.

También debes saber que algunas de las cosas que pueden provocar este problema son el consumo de tabaco o drogas, una mala alimentación y desnutrición, los embarazos múltiples y las hemorragias sufridas durante el embarazo, entre otros.

Si quieres evitar este tipo de inconvenientes, te sugerimos que hagas tres cosas:

  1. Deja de fumar o fuma menos
  2. Evita las drogas y el alcohol
  3. Reduce el cansancio causado por el trabajo
  4. Lleva una buena dieta

Métodos para diagnosticar un parto prematuro

Los médicos pueden detectar un parto prematuro a través de diversas técnicas; aunque, es importante señalar, que también existe un margen de error ya que dichos métodos no son del todo precisos.

  • Tacto vaginal: a través de este método (el más común de todos) los médicos pueden conocer el estado del cuello uterino y evaluar la presencia de contracciones.
  • Ecografía transvaginal: consiste en la introducción de una pequeña sonda ecográfica en la vagina, cerca del cuello uterino, para medir la longitud de éste. La longitud del cuello uterino permite determinar si estás expuesta a un mayor riesgo de parto prematuro. Esta técnica no es recomendable en mujeres que no hayan presentado ningún síntoma que las introduzca en la lista de posibles parto prematuro.
  • Test de fibronectina fetal: es una de las pruebas que ha adquirido más adhesión en los últimos años por considerarse la mejor forma de predecir este incidente. Para realizarla se toma una muestra de la parte posterior de la vagina con un bastoncillo de algodón. Si el resultado es negativo, es muy probable que no se dé un parto prematuro en las próximas semanas. Si es positivo, no significa que necesariamente vaya a ocurrir, sin embargo, permite estar más atentos para saber actuar a tiempo.

¿Qué hacer si el diagnóstico es positivo?

En caso de que las pruebas dejen en evidencia que se dará el parto prematuro, lo más probable es que te ingresen en el hospital; a fin de que los médicos intenten detener las contracciones, a través de la administración de tocolitivos.

Entre estos medicamentos se encuentran la terbutalina, el sabutamol y el ritodrine. El problema de ellos son los efectos secundarios. A veces provocan una aceleración de la frecuencia cardíaca de la madre o producen nerviosismo.

Además, si el médico considera que te pondrás de parto antes de la semana 34 es muy probable que te recomiende inyecciones de esteroides para disminuir los riesgos de problemas respiratorios y otras complicaciones en el bebé prematuro.

Debemos saber, sin embargo, que en ocasiones es recomendable dejar que el nacimiento tenga lugar antes de tiempo (entre la semana 35 y 36). Si la perspectiva de vida del bebé es buena, no hay razón para someter a la madre a los efectos secundarios de la medicación que interrumpiría el parto.

Por otro lado, muchas veces, independientemente de la edad gestacional, el parto prematuro puede ser la mejor opción. Por ejemplo, en aquellas situaciones en las que el bebé tiene una enfermedad que los médicos no pueden tratar dentro del útero o cuando la madre tiene una dolencia que está agravándose, como la preclampsia. En estos últimos casos, prolongar el embarazo podría poner en riesgo la vida de alguno de los implicados.

El parto propiamente dicho

Por regla general, el parto prematuro comienza sin aviso previo: el primer indicio podría ser la ruptura de las membranas, el comienzo de las contracciones uterinas o pérdidas. Una vez que han comenzado las contracciones, no puede detenerse el proceso. Sin embargo, mientras las membranas permanezcan intactas, pueden tomarse ciertas precauciones, para evitar el parto antes de tiempo.

En caso de ruptura prematura de las membranas, tu ingreso en el hospital, permitirá que el médico busque los posibles signos de infección y vigile el Estado del feto. Además, significará que podrán llevar al bebé a la unidad de cuidados intensivos de inmediato.

Algunas de las indicaciones para un parto prematuro son:

  • Presencia de contracciones antes de la semana 37
  • Contracciones que se producen cada cinco o diez minutos
  • Dilatación del cuello uterino de más de dos centímetros y medio

Si acudes de inmediato al hospital, sabrán comprobar o descartar el diagnóstico y recomendarte en consecuencia.

Si las membranas se rompen y no comienza el parto, es necesario acudir al hospital. El riesgo de infección es bastante alto y tanto tú como tu bebé son vulnerables. Debes saber que, una vez las membranas se han roto, el parto es inminente; y, si éste no comienza de forma espontánea, los médicos deberán inducirlo.

Por norma general los partos prematuros son más cortos y fáciles que los normales, sobre todo porque la cabeza del bebé es más pequeña y maleable. No obstante, se suele practicar la episiotomía para proteger la cabeza del feto de posibles deformaciones en interior del conducto vaginal. También se requerirá del uso de fórceps y se te dará anestesia epidural, en lugar de otros medicamentos anestésicos que conllevan el riesgo de deprimir el sistema respiratorio del feto.

Durante el parto, los médicos deberán tener especial cuidado para evitar la hipoxia (oxigenación defectuosa de los tejidos). A veces, en estos partos de delicada circunstancia, se realiza cesárea para una mayor seguridad de la vida del bebé, sobre todo en caso de insuficiencia fetal.

Formas de prevenir un parto prematuro

Si bien se desconocen las causas que provocan un parto prematuro, sí se sabe que por lo general se da una ruptura prematura de las membranas; muchas veces se trata de mujeres que padecen preclampsia u otras anomalías uterinas. También se sabe que puede ser motivado por el exceso de trabajo, el estrés, la anemia o malnutrición de la madre.

Por todo esto, una buena forma de evitar que te ocurra, es llevar una vida sana, evitando sobre todo el consumo de drogas o tabaco y alimentándote correctamente.

Además, según lo registran diversos estudios, las mujeres que tienen un mayor riesgo de parto prematuro, podrían reducirlo si durante el embarazo toman una clase específica de progesterona. De todas formas, dicha administración debe ser recomendada y supervisada por un profesional.

Para terminar te recomendamos que no te olvides de que una de las mejores cosas que puedes hacer por ti y tu bebé es conservar la calma todo lo que puedas y llevar una vida relajada y feliz. Así podrás evitarte muchos problemas y disfrutarás de una etapa maravillosa en la vida de toda mujer.

 

Consejos
Si has tenido anteriormente un aborto espontáneo o un parto prematuro o hay indicios de que tengas uno ahora, es probable que tu médico te recomiende que te abstengas de las relaciones sexuales durante el último trimestre, ya que esto podría influir en un adelanto del parto. También deberías evitar el sexo al final del embarazo si rompes aguas o si tienes pérdidas sanguinolentas.
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