Cómo evitar la Cesárea con la Versión Cefálica Externa

Evitar la cesarea

Cómo evitar la cesárea | Derechos fotolia

No hay cosa a la que le teman más las madres que a la palabra cesárea. Y es que, si estás llevando un plan de parto tal cual tus deseos y esperando que todo se realice como lo deseas, encontrarte con que las cosas se tuercen y no puedes dar a luz de la forma en la que siempre lo imaginaste, es un verdadero pesar.

Las razones por las que se realiza o aconseja una cesárea pueden ser muchas; una de ellas es que tu bebé venga de nalgas. Debes saber que en este caso, la cesárea no es la única alternativa que debes contemplar. Y, aunque en el hospital no te hablen de la Versión Cefálica Externa debes sacar el tema y solicitar que te hagan una, siempre y cuando la situación lo permita. Así podrás evitarte la cesárea y dar a luz como a ti te place.

En qué situaciones se realiza una Versión Cefálica Externa

Cuando el bebé viene mal colocado es muy difícil evitar la cesárea y esto, muchas veces, nos genera frustración porque esperábamos un parto vaginal. Existe, sin embargo una técnica que se conoce como versión cefálica externa, que tiene por objeto dar la vuelta de forma manual al bebé y evitar así tanto un parto de nalgas como una cesárea.

Un parto en posición podálica puede ser sumamente riesgoso tanto para la madre como para el bebé, por eso la mayoría de los especialistas aconseja una cesárea en tales circunstancias. La versión cefálica podría evitar ambas cosas, permitiendo que el niño naciera de forma natural y saludable.

Esta técnica es altamente recomendada por la Organización Mundial de la Salud debido a que suele ser sumamente eficiente y segura y permite evitar severas complicaciones, como el riesgo de morbinatalidad infantil y materna. Pese a ello, no es del todo conocida y, de hecho, son pocas las madres a las que se les ofrece como alternativa cuando sus hijos vienen mal colocados.

Qué debes esperar de esta maniobra

Lo que sucede cuando el ginecólogo te aplica una Versión Cefálica Externa es lo siguiente. Desde fuera, intentará reacomodar al niño, a fin de que se ubique correctamente y pueda nacer de cabeza. Aplicará una leve presión sobre tu vientre, ayudándose de masajes. Es posible que te administren tocolíticos y otros medicamentos que eviten las contracciones uterinas y colaboren con el relajamiento de los músculos a fin de poder maniobrar con mayor facilidad.

Según las estadísticas el índice de éxito de esta operación es casi asegurado. Mientras se lo está ejecutando, se monitorizan los latidos fetales a fin de conocer en todo momento si existe o no sufrimiento fetal.

Esta técnica no es para nada brusca. En ocasiones basta con que el médico coloque sus dedos sobre la nuca del bebé para incomodarlo (siempre desde fuera, por supuesto) y los vaya moviendo mientras el bebé gira, hasta que se ubica en la posición adecuada. Con eso, muchas veces se resuelve el problema y se evitan dos cosas: un parto vaginal con posibles complicaciones o un parto por cesárea.

Para su realización no requiere anestesia de ningún tipo por lo que te la realizarán de forma ambulatoria. No es una maniobra dolorosa, aunque dependiendo de la ubicación del bebé puede resultarte incómoda.

Generalmente no dura más de dos minutos; aunque a veces, si el bebé tarda en darse la vuelta, suele hacerse un intento, dejar que la madre descanse un poco y volver a intentarlo nuevamente. De todas formas, si el bebé aún así no atiende razones, es conveniente que se lo deje tranquilo unos días, para volver a intentarlo al cabo de estos, a ver si esta vez conseguimos obtener el éxito.

Por otra parte, debes saber que no siempre funciona. Algunas veces los bebés se resisten a un punto inentendible y por mucho que se les moleste, permanecen inmóviles; no obstante, estas son las excepciones.

Lo ideal es que se realicen ecografías fetales antes y después de la práctica para corroborar que el bebé se encuentra en buen estado y también una monitorización constante, por la misma razón. A través del monitor fetal se puede saber qué niveles de estrés tiene el bebé, tanto antes y durante como después de la maniobra.

Es importante que esta técnica se realice en un hospital, con un quirófano siempre dispuesto por si surgiera alguna complicación.

Cuando NO se puede realizar

Esta práctica no presenta ningún riesgo siempre y cuando el embarazo sea normal. En otras ocasiones, esta técnica está totalmente contraindicada, tal es el caso de complicaciones como:

Hasta la semana 37 el bebé suele tener una gran movilidad, por tanto si se realiza la práctica antes de cumplido este período, es posible que el bebé vuelva a moverse. Por eso lo ideal es que se realice cuando el parto ya es casi inminente o cuando faltan una o dos semanas.

En lo que respecta a los riesgos, como en todo lo concerniente a la salud, depende de quién lo practique y cómo. Si se realiza tomando las precauciones pertinentes y siguiendo los consejos de la OMS, no existe un riesgo real ni para el feto ni tampoco para la madre. En caso de que no se realice correctamente los riesgos más comunes son:

Para evitar complicaciones, lo ideal es que averigües si en el hospital donde te atiendes han tenido casos similares al tuyo; si sabes que ya han realizado la  versión cefálica externa. Pide que te aseguren que están lo suficientemente preparados para que todo salga bien. Una vez compruebes esto, no tienes nada que temer.

Cosas que puedes hacer en casa para que tu bebé se ponga de cabeza

Debes saber que también existen otras cosas que puedes hacer tú para colaborar con que tu bebé se coloque correctamente en el canal de parto. Ciertos ejercicios pueden ser de gran utilidad y provocar que él solo decida ubicarse. Aquí te mostramos algunos de los métodos alternativos que puedes probar. Recuerda que, antes de realizar cualquiera de ellos debes conversar con tu médico y/o comadrona para que puedan aconsejarte y decirte si te conviene o no realizarlos.

Estas maniobras consisten en colocarte en una posición que incentive al bebé a girarse. Se trata de encontrar posturas donde la fuerza de gravedad sea tu instrumento y fuerce al bebé a ponerse cabeza abajo. Debes intentarlas con el estómago vacío para evitar vómitos y asegurarte siempre de que hay alguien cerca que pueda ayudarte en caso de que te marees. Debes practicar estas posiciones dos veces al día durante un par de semanas.

  1. Recuéstate sobre la espalda elevando la pelvis hasta posicionarlo unos 25 centímetros por encima de la cabeza. Puedes apoyar las caderas sobre la almohada y mantenerte en esta posición alrededor de 15 minutos.
  2. Arrodíllate con los antebrazos apoyados en el piso, delante de ti; las nalgas deben quedar levantadas. Permanece unos 15 minutos en esta posición.
  3. Infórmate acerca de la moxibustión y, en caso de que tus médicos te den el visto bueno, pruébala. (Se trata de una técnica china muy antigua que en algunos casos puede aplicarse).
  4. Prueba con la hipnosis (estudios afirman que la razón por la que el bebé no se coloca correctamente tiene que ver con que la madre no se relaja; a través de la hipnosis se consigue llegar al estado de relajación profunda y se soluciona el problema casi como si de magia se tratara).

Por último, cabe mencionar que mantenerte positiva suele ser una de las recetas más efectivas en estas situaciones. Si quieres evitar la cesárea, ¡Hazlo! Tú puedes. Convéncete de ello y seguro que lo conseguirás, convenciendo a tu bebé de que se dé la vuelta y venga a este mundo de la forma adecuada. Además, mantenerte hidratada y tomando mucha agua, puede ser fundamental. Así favorecerás la cantidad de líquido amniótico y tu bebé podrá moverse con mayor libertad y, llegado el momento de nacer, podrá acomodarse correctamente.

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