¿Qué es el síndrome del nido en la mujer embarazada?

Síndrome del Nido

Síndrome del Nido | Foto fotolia

Si estás en las últimas semanas de embarazo seguramente has notado una gran necesidad de hacer cosas en la casa: ordenar, limpiar, revisar… E incluso, puede ser que tu necesidad de actividad te haya llevado a poner la casa patas arriba para reorganizarlo todo. ¿Sabes que eso es común y que tiene un nombre?

Se llama síndrome del nido y se trata de un impulso irrefrenable de poner la casa en orden para que cuando el bebé llegué esté todo preparado. Es algo común en todos los mamíferos. Los animales salvajes, por ejemplo, comienzan a juntar ramitas o a buscar el lugar más óptimo y seguro donde dar a luz.

Las embarazadas más activas se suben a una escalera y comienzan a limpiar techos o enormes armarios. Las más conscientes y tranquilas, desquitan esa necesidad de armar el nido lavando ropa y ordenando con tranquilidad el cuarto del bebé. Y tú ¿qué haces?

¿Qué es el Síndrome del Nido?

¿Por qué se llama así? El nombre plantea una analogía entre las sensaciones que tiene la madre y la preparación del nido que llevan a cabo las aves antes de poner los huevos y empollar a sus crías. En ambos casos parece primar ese deseo de conseguir que todo esté perfecto para recibir al o los nuevos miembros de la familia.

Este síndrome suele aflorar en el último trimestre de la gestación, cuando tu vientre ya tiene un tamaño considerable y la presencia del bebé se vuelve incuestionable. Es importante, por lo tanto, que tengas precaución en lo que vayas a hacer, porque no puedes realizar trabajos demasiados exigentes, ya que podrían traerte complicaciones.

El síndrome del nido tiene una causa fisiológica. Se trata de una reacción hormonal que se produce en la madre gestante durante las últimas semanas, y que la lleva a sentirse poseída de un aluvión de energía que la obliga a hacer algo productivo. La forma en la que se canaliza esa energía es preparándolo todo para la llegada del bebé y realizando tareas domésticas.

Esa ráfaga de energía es el primer síntoma de que el parto es inminente y viene acompañado de una gran ansiedad por lo próximo que está el momento de ver a tu bebé. Esa hiperactividad que de pronto te gobierna, es la forma en la que tu organismo te avisa que se encuentra preparado y con la fuerza suficiente para afrontar el inmenso esfuerzo físico que demanda el parto. Canalizar toda esa energía de forma positiva puede ser una gran elección; pero debes intentar no hacer cosas que puedan ponerte en peligro o afectar negativamente a tu pequeñín.

Síntomas más Comunes

Estos impulsos de hiperactividad se encuentran estrechamente vinculados con el instinto maternal. En la naturaleza, esa necesidad de la madre de cuidar y proteger de su hijo, la llevan a adelantarse a los hechos y prepararlo todo para que cuando nazca un imprevisto no se cobre su vida. En nuestro caso, pese a que nos hallamos rodeados de medios electrónicos y de partos semi-artificiales y el entorno no es agresivo para el bebé, este instinto también se manifiesta. Es algo que no podemos controlar.

Si sientes una obsesión repentina e irrefrenable de preparar el hogar para acoger a tu futuro bebé o un brusco deseo de que tus familiares y amigos noten lo difícil que es y es el esfuerzo que te ha tomado mantener el hogar en perfectas condiciones, tienes el Síndrome del Nido.

Los cinco síntomas del síndrome del nido son:

  1. Ansiedad: no puedes esperar a que llegue el momento de que llegue tu bebé y sientes la necesidad de ponerte a realizar diversas tareas, para disponer de todo correctamente para el nacimiento.
  2. Aluvión de energía: sientes una ráfaga intensa de energía que te permite creer en que todo saldrá de maravilla y que tú puedes conseguirlo.
  3. Obsesión: no puedes dejar de pensar en los detalles; en revisar una y otra vez cada rincón de la casa y, lo que antes no te preocupaba, ahora resulta prioritario.
  4. Hiperactividad: te encuentras lista a cualquier hora para ponerte a hacer las tareas que te propongas. como si no existiera un límite entre el día y la noche. Quieres hacer lo que se te ocurra YA.
  5. Nerviosismo: sientes que no llegarás a tiempo para tenerlo todo listo y entonces te das prisa para terminar cuanto antes. Lo que debes saber es que cuando termines con lo que te propongas surgirá otra cosa, porque lo que necesitas es mantenerte activa, da casi igual qué es lo que hagas.

¿Qué puedes y qué NO puedes hacer?

Deseos de ordenarlo todo. Obsesión por cambiar el color de las paredes de la habitación del bebé. Necesidad de reubicar las cosas de los cajones. Imposibilidad de dormir porque te quedas pensando en todo lo que tienes que limpiar antes de que nazca el bebé… Estas son algunas de las sensaciones que provoca el síndrome del nido.

Es importante que no dejes pasar estas sensaciones; aprovecha para ordenar lo imprescindible para la llegada del bebé, pero procura no agotarte ni obsesionarte. En este momento más que nunca se pondrá a prueba tu capacidad para priorizar. Y también la confianza que tengas en los que te rodean y quieren, que los creas capaces de hacer tan bien como tú cualquier tarea que se les encomiende.

Pese a todos los consejos, muchas mujeres no se dejan influir por las precauciones y son capaces de cometer las locuras más raras movidas por este síndrome del nido. Pero tú debes evitar los movimientos bruscos y tienes terminantemente prohibido levantar objetos muy pesados o encaramarte a los techos. Piensa que no estás en un momento como para lesionarte y que; cualquier movimiento en falso puede poner en riesgo tu vida y la vida de tu bebé.

Esto no significa que debas bloquear esos instintos de actividad. Si tu cuerpo te lo está pidiendo es porque realmente lo necesita. Así que, déjate llevar por el instinto, pero mantén despierto tu sentido común. Recuerda que cuando llegue el momento del parto deberás tener muchas energías de reserva para poder enfrentar los esfuerzos que este proceso te exigirá; así que no malgastes tus energías limpiando cristales o haciendo lo que sea la noche anterior a ponerte de parto. Ten presente que el bebé no verá cuán brillante se encuentra su habitación, solamente necesita que tú estés preparada para cuidarle y quererle. Y, para eso, debes estar bien descansada.

Cómo canalizar positivamente esta ráfaga de energía

No solo te afectará si eres de esas personas previsoras a las que les gusta tener el control de todo, sino también si no eres tan escrupulosa con el orden y las cosas del hogar. Les ocurre a las mamás más relajadas y también a las nerviosas. Y suele ser mucho más persistente en las madres primíparas; posiblemente porque para ellas es una sensación nueva y porque nunca han tenido un parto, por lo que deben prepararse con mayor intensidad. Además tienen un nivel de nervios mayor porque no saben bien en qué consiste ese proceso.

Este síndrome es motivado por factores biológicos. La naturaleza es sabia y a través de diversos mecanismos permite que la vida se abra camino. En este caso, gracias a los diversos cambios que vive la madre, se asegura de que los bebés sean atendidos correctamente y que todo esté dispuesto para cuando llegue el momento del parto.

Ante esta situación es muy importante que no dejes que todo esto que te agobia se convierta en una obsesión. Evita hacer cosas que te llenen de ansiedad o que pongan en riesgo tu salud. Hemos pensado en una serie de trucos que pueden venirte de maravilla para canalizar positivamente toda esa energía sin hacer algo alocado.

  • Descansa todo lo que puedas y no malgastes tus energías ordenando espacios inutilizables, como altillos o trasteros. Cuando llegue el día del parto tendrás que enfocar todas tus energías en controlar el dolor y pujar adecuadamente; si te encuentras cansada, tu manera de trabajar será menos eficiente, te pondrás más nerviosa y el cansancio acumulado te jugará en contra.
  • Ante la necesidad de hacer cosas, lo ideal es echarte a andar. Camina cuanto puedas y disfruta de esos últimos momentos con tu bebé dentro de ti.
  • Revisa las cosas que has comprado para tu bebé y controla que esté todo lo que él necesitará.
  • Revisa tu bolso para ir al hospital y asegúrate de que has puesto todo lo que vas a necesitar el día del parto.
  • Disfruta del tiempo junto a tu pareja y hagan planes juntos. Esto te ayudará a sentir que no tienes que hacerte cargo de todo y hará que disminuya la tensión y el nerviosismo.

Dicho todo esto solo resta agregar que es imprescindible que no te alarmes. La llegada de estos síntomas es absolutamente natural y te ayudará a predecir que el momento del parto está a la vuelta de la esquina. Así que, a cuidarte mucho y a no cometer ninguna locura; muy pronto te sentirás absolutamente desbordada de felicidad al tener a tu bebé en tus brazos.

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