Por qué es tan adictivo el aroma de los bebés

Diseñados para enamorar | Foto fotolia

Seguramente ya has escuchado decir que el aroma que emiten los bebés es una droga. Y, posiblemente también, te lo has tomado como una exageración.

¿Sabías que hay estudios que prueban que el efecto que produce en nosotros el sentir con nuestro olfato la presencia de un bebé es semejante al que producen algunas drogas e incluso la comida?

¿Por qué nos atrae el aroma de los bebés?

Muchas personas consideran que los bebés vienen diseñados para enamorar a quien se encuentre cerca; y es de conocimiento de todos lo bien que huelen estas criaturas. Incluso muchos hemos experimentado sensaciones fabulosas al estar cerca de uno de aquellos seres diminutos.

No obstante, aunque queramos atribuirle esta fantástica reacción a una cuestión mágica que no controlamos, es algo absolutamente biológico. Ese aroma provoca una reacción en cadena en aquella región de nuestro cerebro que se encarga de manejar nuestras emociones y a través de la cual comprendemos la parte emocional de nuestra vida. Es algo que no podemos controlar, ciertamente, pero no se corresponde con algo mágico. A menos que entendamos la magia como esas circunstancias inexplicables desde nuestro débil conocimiento científico.

Acercar nuestra nariz a la piel de nuestro bebé es una sensación sumamente placentera. No obstante, cuando le preguntas a una mamá a qué huele su bebé no puede definirlo con precisión. Se trata de un olor muy característico, que parece vainilla pero claramente no lo es. Y, pese a su carácter de indescifrable es, paradójicamente, inconfundible. Queda grabado en nuestro cerebro de una forma clara que nos permite incluso volver a percibirlo después de mucho tiempo. Además, cada madre es capaz de identificar el aroma de su propio bebé en medio de un grupo de muchas otras criaturas.

En nuestro organismo tenemos una respuesta fisiológica al aroma de nuestro bebé; el cual nos resulta agradable y necesario. Y, desde el momento que lo sentimos por primera vez se queda grabado en nuestra memoria para siempre.

Existen varios estudios en torno a esa fascinación por el aroma que despiden los bebés. Las explicaciones rondan en torno a dos hipótesis.

  • Los bebés no tienen glándulas sudoríparas activas. Es por eso que nunca huelen mal, ya que su mecanismo de transpiración todavía no se encuentra en funcionamiento.
  • Este aroma activa las endorfinas del cerebro de la madre. Como ya sabemos las endorfinas son opiáceos que todos los humanos tenemos, y que son segregados por la hipófisis de nuestro cerebro cada vez que vivimos experiencias placenteras. Actúan en el organismo como una especie de droga natural.

Nuestro Sistema Dopaminérgico

Nos quedaremos con esta última explicación e intentaremos ampliarla. Según un estudio publicado en la Revista Científica Frontiers in Psychology, el perfume que despiden los bebés enciende en las madres el sistema conocido como dopaminérgico. Se trata de un circuito neurobiológico que se encuentra íntimamente ligado con los comportamientos adictivos y la obtención de recompensas.

No todos los olores desencadenan la misma reacción en nuestro cerebro. De hecho, estos circuitos solamente se activan cuando comemos algo después de haber pasado un buen tiempo hambrientos y también cuando una persona con adicción consume la droga.

Para llevar a cabo esta investigación se estudió la reacción de 30 mujeres; la mitad de ellas nunca habían dado a luz y la otra mitad acababa de hacerlo en un tiempo reciente. Se les dio un pijama de un bebé de apenas unos días de vida y se analizó la reacción de cada una frente al aroma percibido. Las reacciones cerebrales de todas las mujeres fueron positivas. Y aquellas que habían sido recientemente madres, manifestaron más actividad en el sistema dopaminérgico que las demás, pese a que los bebés no eran suyos.

Para entender mejor este tema deberíamos aclarar qué es la dopamina. Se trata de uno de los neurotransmisores más importantes que tenemos en nuestro sistema nervioso central y que se encarga de regular las múltiples funciones motoras de nuestro organismo así como también las funciones afectivas y neuroendocrinas. Además, regula las consecuencias de los estímulos que nos provocan ciertas drogas como la cocaína, las anfetaminas y otros psicoestimulantes.

Según los investigadores, estos resultados podrían aclararnos mucho más acerca de ese extraño vínculo que se establece entre madre-hijo. Es evidente que la madre percibe la cercanía del bebé como recompensa y eso estimula aquello que llamamos química del amor maternoEl aroma corporal de un bebé tiene tanta importancia en el vínculo con su madre como el intercambio de miradas y sonidos.

Es decir que, según este estudio, cuando una mujer tiene a un bebé entre sus brazos, experimenta una reacción biológica natural que se encuentra estrechamente vinculado con el instinto maternal. Además ese olor provoca el mismo efecto de dependencia que una adicción.

La explicación parece sencilla: somos mamíferos y como tales muchas de nuestras reacciones frente a los estímulos externos nos vienen programadas de forma biológica; esto significa que no podemos hacer nada para que varíen y que, aún desconociendo su origen no podemos evitarlas. Somos capaces de entenderlas y actuar en consecuencia gracias a que tenemos un instinto natural.

Cuando un bebé huele mal

A veces los bebés no huelen como deberían y en vez de despertar en nosotros esa reacción satisfactoria nos generan preocupación. Debes saber que para que un individuo tenga olor corporal es necesario que ya se haya desarrollado y sus glándulas sudoríparas se encuentren funcionando. Este sistema se activa cuando una persona llega a la pubertad por lo que ningún bebé debería despedir olor.

Aunque es muy poco común que un bebé emita un olor corporal, existen casos en los que sí lo hacen. El sudor en un prepúber puede ser un claro indicador de un desequilibrio hormonal o de la existencia de un problema de metabolismo. Es importante que consultes con el pediatra y le plantees tu preocupación. Conviene también que le lleves alguna prenda impregnada del olor, para que pueda analizarla mejor.

Por último debes saber que los bebés, al igual que el resto de las personas, transpiran cuando pasan demasiado calor o cuando hacen un esfuerzo excesivo. Procura que nunca esté demasiado abrigado y, si tiene un ataque de llanto severo, intenta calmarle. Ten presente que si la transpiración permanece en la piel, las bacterias se asientan y pueden producir mal olor. Para evitar este problema, mantén a tu bebé siempre fresco y limpio.

Por último. Si tu bebé transpira mientras come y por mucha ropa que le quites no deja de hacerlo, es necesario que la lleves con urgencia al pediatra, puesto podría tratarse de un síntoma de problema cardíaco.

Resumiendo
El aroma de nuestros bebés activa nuestro sistema neurológico; específicamente, la región de nuestro cerebro en la que se procesan nuestros deseos. Se trata de una reacción biológica natural que se encuentra estrechamente vinculada con las funciones maternas, como lo son la protección y la lactancia. Pueden experimentar estas sensaciones todas las mujeres, sean o no las madres del bebé que están olfateando, e incluso sin haber sido madres a la fecha. Si has tenido un bebé recientemente y notas que no despide el aroma característico de todas las criaturas de su edad es necesario que lo lleves al médico para descartar cualquier posible anormalidad.
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