Vacunas durante el Embarazo | Derechos fotolia

Algunas de las preguntas que toda mujer embarazada se hace tienen que ver con el cuidado de su salud y particularmente con los medicamentos y tratamientos médicos que debe evitar.

En este artículo hablaremos específicamente de las vacunas contra los diversos virus y las precauciones necesarias a tomar durante el embarazo.

Tu sistema inmunitario en el embarazo

Durante el embarazo tu sistema inmunitario es absolutamente susceptible a contraer infecciones, por lo que es probable que tu médico te recomiende un determinado tipo de vacunas para preservar tu salud en esta etapa.

Debes saber que muchos medicamentos e incluso tratamientos están contraindicados durante el embarazo ya que su consumo puede conllevar riesgos para la vida del feto y/o la madre. Por eso, es importante que antes de tomar cualquier medicamento, consultes con tu médico, para evitar lamentables consecuencias.

Una de las mayores amenazas cuando estás gestando es el virus de la gripe. Es un peligro latente tanto para ti como para tu bebé. Y esto se debe a que hay más probabilidades de desarrollar ciertas complicaciones derivadas de esta infección. La neumonía es una de ellas y puede ser sumamente peligrosa dado que puede provocar, entre otras problemáticas, un parto prematuro.

Si has detectado que tienes síntomas de la gripe, debes consultar inmediatamente con tu médico, a fin de recibir el tratamiento adecuado a tiempo y salvaguardar la vida de tu hijo y tu propia salud.

Los síntomas característicos de la gripe son:

• Dolor muscular
• Fiebre
• Dolor de garganta
• Congestión nasal

Debes tener presente que existen dos tipos de remedios ante esta enfermedad, la vacuna propiamente dicha y la que se dosifica a través de un aerosol nasal. La diferencia que existe entre ellas es que la primera contiene un virus inactivo, mientras que la segunda se fabrica con un virus vivo, lo que la vuelve un tanto arriesgada y no se recomienda durante el embarazo.

Prevención y vacunas

Cuando estás embarazada debes cuidarte especialmente de resfriados y demás dolencias tontas ya que es un período en el que tu cuerpo se encuentra más vulnerable a atraer virus y enfermedades de este tipo; que pueden derivar en complicaciones más graves, como pulmonías, neumonías o incluso severos daños en el sistema inmunitario.

En caso de que enfermes es importante que, si te administran alguna vacuna, la misma haya sido diseñada a partir de virus inactivos y no vivos atenuados, como es el caso de la vacuna del sarampión, paperas y rubéola (MMR). Este consejo se basa en que el virus debilitado podría producirte una infección que más tarde pasaría al bebé, cuyas defensas son sumamente nimias y a quienes les sería extremadamente difícil combatir dicha infección.

En el caso de la MMR podría producir una infección de rubéola que provocaría en el feto complicaciones en el desarrollo; tales como sordera, retraso mental, problemas de vista y defectos cardíacos.

Las vacunas hechas con virus inactivos más comunes son la vacuna de la gripe o influenza, la cual se tiene por bastante segura durante la gestación.

Precauciones antes de quedarte embarazada

Si te pusiste la vacuna contra la rubéola unas semanas antes de saber que estabas embarazada el riesgo de defectos de nacimiento es mínimo; de hecho, hay muchos casos de mujeres que han sido vacunadas durante el embarazo por esta enfermedad en la que sus bebés han nacido perfectamente sanos. Pero, ya lo sabes, si puedes evitarlo, ¡hazlo! En cualquiera de ambos casos es probable que el médico quiera hacerte una ecografía en torno a la semana 18 para corroborar que la vida del feto se desarrolla con completa normalidad.

Respecto a las vacunas para tratar el sarampión y las paperas, pese a que hay algunos estudios que revelan que podría incrementarse el riesgo de nacimientos defectuosos, esto no ha sido totalmente demostrado. Aunque, vale aclararlo, hay una hipótesis que relaciona infecciones de este tipo con abortos espontáneos.

En el caso de la vacuna contra la varicela, se encuentra fabricada con virus vivos debilitados y esto la vuelve bastante peligrosa durante el embarazo. Y, si bien contraer varicela puede ser sumamente peligroso, hay otras formas de prevenirla que no sean a través de la vacuna. En caso de que no hayas tenido esta enfermedad de niña, puedes informarte acerca de las diversas alternativas de las que dispones para protegerte y cuidar adecuadamente de tu bebé.

Vacunas y embarazo

Entre las vacunas que debes tener presentes y consultar con tu médico acerca de si tienes o no que dártelas, se encuentran:

• Vacuna de la gripe
  
  Se considera completamente segura dado que está compuesta de virus inactivos. De hecho, la mayoría de los profesionales la recomiendan en el período de la gripe en mujeres embarazadas que se encuentren en el segundo o tercer trimestre de gestación.Es importante que tengas presente que durante el embarazo los riesgos de contagiarte de gripe son mayores. Y estos riesgos aumentan si padeces de alguna dolencia crónica como diabetes gestacional o enfermedades respiratorias o cardíacas. Por tanto, es altamente recomendable que te vacunes.Aunque debes consultar especialmente con tu doctor, para que sepa asesorarte acerca del momento en el que debas aplicártela y las precauciones que debes tomar al respecto.
• Vacuna contra el tétano o la polio
  
  En este caso las vacunas se recomiendan cuando el riesgo de que la madre contraiga alguna de ellas es más grandes que los posibles efectos que la vacuna pueda causar en el feto. Como cada caso es particular; debes hablar con tu médico para que analice tu caso y recomiende si es o no necesario que te apliques alguna de ellas.La ecuación es simple: si tú estás bien, también lo estará tu bebé. Sin embargo, si tú tienes un problema que puede curarse con un tratamiento que no es sano para el bebé ¿Cuál es la decisión adecuada a seguir? En ese caso, es necesario analizar cada historia en particular y optar por aquella solución que sea menos arriesgada para ambas partes.En muchos casos, las vacunas no implican potenciales peligros para la vida del bebé, pero en otros casos sí. Pese a ello, para estos últimos casos existen otras alternativas para prevenir las enfermedades y así mantenerte a salvo.Lo primordial es que, antes de tomar la decisión de quedarte embarazada converses exhaustivamente con tu médico y comprueben si tienes las vacunas al día; si no es así es recomendable que tanto tú como tu pareja se vacunen y recién decidan comenzar el embarazo cuando estén fuera de peligro; es decir, una vez que ambos organismos han asimilado perfectamente los efectos del tratamiento.Por más que se hayan vacunado de niños es recomendable que se apliquen vacunas de refuerzo y se administren aquellas vacunas preventivas que no existían en esa época, para prevenir enfermedades modernas.
• Vacuna contra la Varicela
  
  Si contraes esta enfermedad durante los tres primeros meses de embarazo, sus consecuencias pueden ser nocivas para tu hijo. Aunque, debes saber, que es muy rara esta situación ya que, las personas que hemos sido vacunadas estamos protegidas de por vida.El hecho de haberla tenido durante la infancia es una prueba irrevocable de tener inmunidad frente a esta infección; y aunque muchas personas no recuerdan haberla padecido, es probable que sí la hayan tenido pero con síntomas muy ambiguos y débiles, a tal punto que no se detectó que se tratara de esta enfermedad.No obstante, la mejor forma de comprobar la inmunidad es realizando una prueba serológica para comprobar los anticuerpos creados contra la varicela. En el caso de que el resultado sea negativo y teniendo la completa seguridad de que todavía no estás embarazadas, es recomendable que te vacunes para prevenir complicaciones graves que puedan surgir por contraer esta enfermedad en la edad adulta.
• Vacuna contra Hepatitis B
  
  Seguramente es una de las enfermedades que más te asustan y es recomendable que tomes las medidas preventivas necesarias antes de quedarte embarazada. La hepatitis B se contagia a través del contacto con sangre infectada, de relaciones sexuales con una persona infectada o de una madre infectada a su hijo, generalmente a través de la sangre, en el momento del parto.Es importante tener presente que muchas veces los síntomas de la Hepatitis no son lo suficientemente firmes como para afectar al paciente y motivarlo a realizarse la prueba para diagnosticarla. En estos casos, la enfermedad es interpretada como un mero cuadro de infección viral y como no se notan efectos más graves, nunca se realizan los análisis de sangre. Debido a esta común presencia invisible de la enfermedad, a todas las mujeres embarazadas se les realiza un análisis de sangre para asegurarse de que no tienen el virus de la hepatitis B en ella.Si llegaras a tener el virus, es muy probable que en el momento del parto o en los primeros meses de vida, el niño desarrolle la enfermedad. Y, aunque en esta primera etapa de la vida los riesgos de la Hepatitis son mucho más leves, también existe la posibilidad de que se transforme en una infección crónica que produzca problemas hepáticos severos a lo largo de su vida adulta, como ser cirrosis o cáncer de hígado.En caso de que seas portadora del virus es necesario que tu médico realice un seguimiento adecuado durante toda la gestación y el primer año de vida de tu hijo.A su vez, también es recomendable tomar algunas medidas preventivas. Tales como vacunar a tu hijo con la gammaglobulina específica para hepatitis B, dentro de las primeras horas de su vida. Además debe ser controlado mediante análisis de sangre luego de completar el ciclo de vacunas, para comprobar que la profilaxis ha sido efectiva.

Es sumamente importante que antes de vacunarte permitas que tu médico coteje tu historial y el tipo de vacuna que necesitas, para saber si es realmente seguro probar con dicho tratamiento. Una vez tengas su aprobación, podrás vacunarte.