10 Cosas para Preguntar en tu Primera Consulta Médica del Embarazo

Consulta prenatal

Afrontar la primera Consulta prenatal | Derechos fotolia

A lo largo de tu embarazo, tanto tú como tu bebé deberán ser controlados de cerca para estar del todo seguros de que las cosas avanzan como deben.

La atención prenatal es una parte vital del embarazo y te proporcionará mucha información y tranquilidad para encarar con calma el parto. Aquí te damos algunos consejos que te vendrán bien para tu primera visita médica.

Decidirte a hacer la primera visita

Después del arrebato y el entusiasmo inicial, viene la planificación para afrontar los próximos nueve meses y los siguientes después del parto. Tendrás que comenzar a cuidarte adecuadamente, por ti y por tu bebé. Y entre las cosas que debes tener presentes se encuentra la atención prenatal.

La meta final de cualquier programa de atención prenatal es un embarazo sano que desemboque en el inicio satisfactorio de una nueva vida. Hoy en día, gracias a los numerosos recursos a disposición de las embarazadas y a la tecnología que cada vez nos asegura una mayor tranquilidad, podríamos afirmar que más del 95% de los embarazos llegan a buen término. Sin embargo, esta no debería ser una razón para saltarte los controles regulares; por el contrario, debería servirte para acudir a ellos con el fin de tener todo bajo control. Por otro lado, debes tener presente que según lo expresan diversos estudios, existe una estrecha relación entre la asistencia temprana y un bebé sano.

Dicho todo esto, creemos que no deberías dudarlo. A veces es un poco cargante tener que acudir a nuestras revisiones periódicas, sin embargo ¿no harías lo que fuera porque tu bebé nazca bien? ¡Hala pues!

El propósito de la atención prenatal

Las pruebas y controles que se realizan durante la atención prenatal están pensados para obtener la máxima información posible sobre el desarrollo del embarazo. Dichos controles sirven para puntuales cuestiones, tales como:

  • Evaluar tu estado general de salud. A través de los exámenes y pruebas pueden detectarte cualquier problema médico existente, por ejemplo una tensión alta. Si surge algún problema o dolencia, lo controlarán en las siguientes visitas y te advertirán de su evolución durante el embarazo y de cómo puede afectar al bebé.
  • Comprobar tu bienestar. Los profesionales de tu equipo médico prenatal pueden controlar tu bienestar físico y emocional cuando vayas a visitarles.
  • Comprobar el bienestar del bebé. El programa de pruebas está pensado para controlar el desarrollo y el crecimiento normales de tu bebé. Si descubres cualquier cosa inusual, te propondrán hacer otras pruebas para confirmar el problema y determinar la causa. Tu comadrona o médico te explicarán las opciones existentes y te ayudarán a tomar las medidas necesarias para salvaguardar la salud del niño.
  • Detectar complicaciones. Algunos problemas usuales en el embarazo, como la acidez o las hemorroides, que tienen una importancia menor, no dejan por ello de ser molestos. Tu médico te aconsejará la mejor manera de tratarlos y, si es posible, de impedir que se repitan. Además, los controles prenatales están pensados para detectar cualquier problema “invisible” o asintomático, como la diabetes gestacional o la preeclampsia, para poder tratarlos con éxito y que tengan los menores efectos negativos posibles sobre el bebé.
  • Instruirte y prepararte para la maternidad. Son muchas las cosas que hay que aprender para convertirse en padres, y un médico es una de las personas ideales para instruirte en este aspecto; te aconsejará acerca de las clases de preparación al parto y de los cursillos a disposición para padres primerizos.
  • Prepararte para el parto. Pese a que nueve meses parecen mucho tiempo, ya verás cómo se pasan volando. Por esto, comenzar a prepararte desde temprano es la mejor elección que puedes hacer. Tu equipo médico no solo está ahí para ayudarte a elegir qué tipo de parto deseas, sino también para apoyarte durante toda esa milagrosa experiencia del nacimiento.

Elegir la atención que deseas

La mayoría de médicos de cabecera ofrecen atención prenatal en el ambulatorio de su zona o la derivan al hospital más cercano que cuente con una unidad de obstetricia, si es que has elegido dar a luz en un hospital como es lo habitual hoy en día. En la mayoría de controles, verás al médico y a la comadrona y, por lo general, solo acudirás al hospital para uno o dos de esos controles y también para las ecografías.

En España son pocas las mujeres que optan por dar a luz en casa, pero en algunas zonas de Gran Bretaña, por ejemplo, las mujeres cuyos embarazos no encierran complicaciones son atendidas exclusivamente por comadronas. Quienes se encargan de toda la atención prenatal y del parto, sea en el hospital o en casa, así como de los cuidados posteriores al parto. Esta asistencia médica recibe el nombre de atención por comadrona o de “bajo riesgo”. Si surge algún problema durante el embarazo, la comadrona te enviará al hospital de inmediato.

Si tienes alguna dolencia anterior, has tenido un embarazo o parto complicados o si hay factores que pudieran hacer que tu embarazo fuera de “alto riesgo”, será un tocólogo quien te preste la atención prenatal, en un hospital que tenga servicio de obstetricia.

La asistencia privada es otra opción. Te puede visitar un obstetra en un hospital privado durante toda la asistencia antenatal, el momento del parto y la asistencia posnatal. También hay unidades privadas de comadronas que pueden encargarse de todo el proceso. En este último caso, lo normal es que des a luz a tu bebé en tu propia casa.

Cómo es la primera visita al médico

Tu primera visita al médico servirá para confirmar que estás embarazada. Para la mayoría de las mujeres, esto sucederá después de la primera falta, en las semanas 5-7. Durante esta visita planificarás con el médico la siguiente, a realizarse en las semanas 8-10 y que se considera la primera visita al médico. Debes saber que esta fecha no tienes que saltártela porque un buen control durante el primer trimestre es crucial para el desarrollo del bebé.

Durante la primera visita hablarás con tu médico acerca de las diversas opciones de asistencia médica para todo el proceso: hospital público o privado, servicio de comadronas solamente, etc. Además, el médico te dará un conjunto de notas de maternidad, que siempre deberás llevar contigo. Te tomarán la tensión y le harán análisis de sangre, además de conversar acerca de tu historia médica y tus embarazos anteriores, en el caso de que los hayas tenido.

Debes ir preparada para que el médico te sature a preguntas. Es necesario que seas capaz de responderlas con la mayor sinceridad posible; pues de tus respuestas dependerá la mayor o menor atención que los médicos pongan sobre cada aspecto de tu salud. Si vas preparada, es menos probable que sientas agobio por esta especie de interrogatorio.

Tu médico empezará, seguramente, con una revisión del historial clínico tanto tuyo como de tu pareja, así como de tu estado de salud actual; seguidamente, por lo general, dará paso a una serie de controles, como el peso y la tensión arterial. Te pedirán una muestra de orina y te extraerán sangre para analizarla en el laboratorio, a fin de socavar más información sobre los análisis de sangre. Si no te han practicado recientemente ningún análisis del frotis cervical, te aconsejarán posponerlo hasta al menos tres meses después del parto.

Al concluir la visita, te darán las fechas de las siguientes visitas prenatales, que dependerán de tus necesidad médicas.

Historial médico y examen físico

En la primera visita se reúne la información sobre tu salud y la de tu pareja, para armar el historial médico. Ese proceso de indagación se denomina elaboración del historial médico. Te harán varias preguntas sobre todos los aspectos de tu vida; así pues, debes ir preparada para responder de forma certera.

Es sumamente importante que seas sincera y precisa; todos los detalles que des te pueden ayudar a construir una imagen completa de tu historial para que sea más fácil detectar cualquier riesgo. No te sientas incómoda al contestar preguntas de tipo personal ni tampoco te avergüences al revelar cierto tipo de información, por ejemplo si ya has tenido un aborto espontáneo; tu médico está ahí para ofrecerte apoyo y comprensión. Si no puedes recordar todos los detalles de alguna dolencia o percance anterior, intenta dar toda la información que puedas y tu médico procurará ampliarla haciendo las consultas que necesita.

La mayoría de las mujeres no necesitan someterse a un examen demasiado exhaustivo, pero si padeces algún problema médico es posible que requieras algunas pruebas extras, como un examen de la función renal en caso de ser diabética.

No suele realizarse un examen mamario a menos que te preocupe el tamaño de tus pechos o la forma de tus pezones. Tampoco se lleva a cabo un examen pélvico; no hay evidencias de que este prediga problemas a la hora del parto.

Otras pruebas prenatales

Tu médico te tomará la tensión en cada visita; es una parte esencial del cuidado prenatal, porque la tensión alta es una complicación importante, y corriente, en especial al final del embarazo. El control de la presión sanguínea durante tu primera visita será la base con la que se contrastará cualquier alteración. Es recomendable que intentes familiarizarte con los números que el médico o la enfermera anotan al comprobar tu tensión para estar más alto de tus niveles; los valores normales son de 120/70.

Los cambios que vives en tu cuerpo pueden provocar que sufras infecciones en los riñones o en el conducto urinario; se han descubierto bacterias en la orina en alrededor de un 4% de mujeres. Debes saber que es importante identificar y tratar la infección mientras estás embarazada, ya que este tipo de complicaciones pueden provocarte un parto prematuro.

Por lo general, las pruebas de orina se hacen rápidamente en la consulta, utilizando una varilla impregnada con una sustancia especial. No suelen hacerse cultivos de orina, a menos que la prueba con la varilla señale una posible infección o la presencia de glóbulos blancos, sangre o proteínas. Puede ser recomendable hacerlo, en el caso de mujeres con un historial de frecuentes infecciones del conducto urinario o el riñón, o bien que padezcan diabetes o anemia falciforme.

10 cosas para decir en tu primera visita

Antes de ir a tu primera visita debes prepararte por adelantado. Para ello, además de tener presente tu propio historial médico, te convendría saber cómo fueron los embarazos de tu madre (si tuvieron o no complicaciones y, si las tuvieron, de qué tipo fueron). Y pídele a tu pareja que también obtenga una información similar de su madre. Las 10 cosas fundamentales a comentar en la primera visita son:

  1. ¿Cuál es tu historial médico? ¿Tienes alguna enfermedad o alergia?
  2. ¿Estás tomando alguna medicación para una enfermedad crónica?
  3. ¿Has tenido otros embarazos antes? ¿Hubo alguna complicación? ¿Sufriste algún aborto provocado o espontáneo?
  4. ¿Realizas ejercicio de forma regular? ¿Qué tipo de alimentación llevas? ¿Fumas? ¿Bebes? ¿Consumes drogas?
  5. ¿Cuál es tu origen étnico?
  6. ¿De qué trabajas? ¿Tienes un horario de trabajo agotador? ¿Viajas con frecuencia?
  7. ¿Vives en un lugar seguro y estable?
  8. ¿Cuándo tuviste tu último período? La salida de cuentas se calcula a partir de esa fecha.
  9. ¿Usabas algún tipo de anticonceptivo antes de saber que estabas embarazada?
  10. ¿Tienes algún problema de salud mental o no tienes buena relación con tu pareja  Esto aumentará los riesgos de padecer violencia doméstica o depresión posparto.

Sucesivas revisiones

Después de la primera visita la frecuencia de las siguientes dependerá de tus necesidades y de las de tu bebé. En caso de que se trate de un embarazo de riesgo bajo, hasta la semana 32 te visitarán 3 o 4 veces. Después, una vez cada dos semanas. Y en cada visita te tomarán la presión, analizarán tu orina para comprobar el índice de proteínas y de glucosa, y evaluarán el tamaño del bebé y su posición. A partir de la semana 16 los monitores de ultrasonidos manuales pueden comprobar el ritmo cardíaco del bebé.

En algunos momentos se requieren pruebas especiales. Por ejemplo, a las 20-22 semanas se comprobará la anatomía y el crecimiento del bebé mediante una ecografía, así como el factor Rhesus. Se pueden hacer otras ecografías o análisis para detectar un riesgo más elevado de anomalías cromosomáticas.

Teniendo en cuenta todas estas cuestiones, ya puedes ir a tu primera visita. Recuerda la importancia de tener una buena atención prenatal para tu salud y la de tu bebé. Y, una vez más, te recomendamos que es fundamental que mantengas la calma e intentes llevar un embarazo feliz.

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