Preeclampsia en el Embarazo: Qué es y Cuáles son sus Síntomas

preeclampsia

Preeclampsia en el embarazo | Derechos Fotolia

Cuando nos enteramos de que estamos embarazadas, atravesamos diferentes estados. De la ilusión pasamos al miedo; y después a la esperanza y a la completa alegría.
Después, comenzamos a leer e informarnos acerca de todo lo referente al embarazo. Nos preguntamos miles de cosas y queremos encontrar la respuesta exacta a lo que nos atemoriza. Y, una de las cosas que nos generará más incógnitas es esa afección conocida como preeclampsia. En este artículo te lo explicamos todo respecto a ella, para que puedas detectarla a tiempo y lleves un embarazo feliz.

¿Qué es la preeclampsia?

Se trata de una complicación grave en potencia y algo común (puede afectar a una de cada diez mujeres) en mujeres embarazadas. Tienen más posibilidades de padecerla las madres primerizas, aquéllas que tienen un embarazo múltiple y quienes tengan familiares cercanos que la hayan padecido.

Se origina en la placenta (afecta, por ende, únicamente a mujeres embarazadas) y provoca que el bebé crezca menos de lo normal. Y, pese a que se desconocen las razones que lo originan, los científicos estiman que se trata de una afección que se transmite de forma genética, y suele haber varios casos de preeclampsia en una misma familia.

Aquí ya tienes un posible factor de riesgo. Consulta con tu madre, hermanas y parientas cercanas para saber si ellas la han tenido. Si la respuesta es positiva, tienes altas probabilidades de sufrirla; si es negativa, no es que puedas descartar completamente la opción pero tus posibilidades se reducen.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas no están del todo definidos, pueden variar en cada mujer. Pero una comadrona o médico, debería ser capaz de definir el diagnóstico si, después de una revisión, se desprenden los siguientes resultados:

  • Aumento de la tensión arterial y aparición de proteína en la orina (pueden detectarse en las revisiones prenatales, de ahí la importancia de que en todas las revisiones te tomen la tensión)
  • Presencia de edemas -hinchazón de articulaciones- (aunque este síntoma no es exclusivo de la preeclampsia)

Si reúnes estos síntomas es muy posible que se trate de esta dolencia. Debes tener en cuenta que no aparece antes de la semana 20 de gestación y que, a partir de entonces, el embarazo no podrá desarrollarse con normalidad. De todas formas, el problema concluye una vez que nace el bebé y eliminas la placenta.

No es una enfermedad que deba pasarse por alto. Si no se realiza el parto a tiempo, podría derivar en una eclampsia que terminaría con la probable muerte de ambos implicados, madre y bebé. De hecho, suele decirse que la preeclampsia es un indicador temprano de la eclampsia. Actúa como un semáforo en amarillo para señalar a los médicos que es necesario inducir el parto para evitar mayores problemas.

Eclampsia
Sí, escuchamos esta palabra y nos asustamos muchísimo. Pero es importante que sepas que cada vez es menos común esta enfermedad gracias a que los médicos son capaces de actuar a tiempo. De ahí la importancia de ir a tus revisiones asiduamente y no permitirte llegar a esta situación. La palabra eclampsia deriva de un término griego que significa “como un relámpago”. Se llama así porque es una afección que aparece repentinamente como ataques y, finalmente, coma. Es potencialmente mortal, tanto para la madre como el bebé. En la antigüedad era muy común, pero afortunadamente, gracias a que los médicos son capaces de diagnosticarla en una fase temprana (preeclampsia) pueden actuar a tiempo y evitar que se desarrolle completamente.

Tipos de preeclampsia

Si tienes este tipo de afección lo más probable es que te ingresen en el hospital o que te indiquen que acudas a un ambulatorio especial, para que allí puedan monitorizarte y hacer todos los preparativos para el parto. Todo esto deben hacerlo antes de que sufras graves complicaciones, como afecciones en la tensión arterial, en la función renal y hepática y en la coagulación de la sangre.

Existen diversos grados de preeclampsia. En algunos casos, las mujeres presentan un mínimo aumento de la tensión arterial y edemas leves, lo cual no requiere tratamiento, aunque alerta de una necesaria atención.

Cuando es leve y aparece en las últimas cuatro semanas del parto, lo único que recomiendan los médicos es un seguimiento exhaustivo. De hecho, muchas mujeres tienen un parto vaginal normal y el bebé nace completamente sano.

Los casos más delicados son aquellos en que la preeclampsia se manifiesta de forma temprana, cuando el bebé está poco desarrollado. Sin ir más lejos, las estadísticas muestran que cuando más tarde empieza la preeclampsia en el embarazo, menor es el riesgo de que se produzca en un segundo embarazo, pero es imposible predecirlo por completo.

Evolución y tratamiento

Se sabe que la preeclampsia comienza en la placenta. Cuando el embarazo está llegando a su última etapa, la placenta crece y alcanza unos 5 cm de espesor; entonces, necesita un suministro sanguíneo abundante y eficiente para mantener al feto sano. Cuando aparece la preeclampsia la placenta sufre una deficiencia de suministro, lo que tiene consecuencias potencialmente graves, tanto para la madre como para el feto. Por eso, no es una dolencia que debamos tomarnos a la ligera.

Debes saber que es más común en el primer embarazo; por lo que, si ya has tenido un niño sin problemas, puede que tu miedo deba reducirse, pues tienes menos posibilidades de padecerla. De lo contrario, si en tu primer embarazo has sido tratada por preeclampsia, y se hace presente nuevamente en el segundo, posiblemente lo haga de una forma mucho más leve.

El síntoma más preocupante de esta afección es la aparición de proteína en la orina. Esto es debido a que los riñones no funcionan correctamente, y es la misma razón por la cual la madre retiene líquidos.

Cuando la tensión es demasiado alta, los médicos pueden prescribir medicamentos especiales para bajar estos niveles. Sin embargo, es importante que sepas que se trata de una afección progresiva, por lo que una vez detectada, será necesario un seguimiento rutinario y exhaustivo y posiblemente, deberá adelantarse el parto para no poner en riesgo tu vida y la de tu bebé.

Si la preeclampsia empeora. Si el feto manifiesta signos de sufrimiento o si tu estado se deteriora, existe solo un tratamiento posible: poner fin al embarazo, probablemente con una cesárea.

En lo que respecta a los especialistas. Todos los tocólogos pueden atenderte si padeces preeclampsia; sin embargo es recomendable que solicites la supervisión de médicos y comadronas que conozcan bien esta dolencia y puedan tomar buenas decisiones si hubiera algún indicio de riesgo.

¿Existe alguna forma de prevenirla?

Aunque no puede hacerse nada para prevenir la aparición de la preeclampsia, una buena atención prenatal puede asegurarnos que la afección no empeore.

La preeclampsia no está causada por la dieta ni se puede prevenir con ella. Tampoco tiene que ver con cómo te sientas durante el embarazo ni por la práctica o no de ejercicio. O debido a que trabajes mucho o descanses demasiado. A decir verdad, no se sabe qué la origina, solo como lo hemos dicho, que parece afectar a determinadas familias: las hijas de las mujeres que han tenido preeclampsia son más propensas a padecerlas.

Si es tu segundo embarazo y la preeclampsia todavía no se ha manifestado (y sí lo ha hecho en el primero), posiblemente te administrarán aspirinas, que podrían ayudar a prevenir o retrasar su aparición. La aspirina trabaja directamente sobre las células que coagulan la sangre, conocidas como plaquetas, las cuales tienen un papel fundamental en el desarrollo de la preeclampsia.

Por supuesto que existen muchos mitos y escucharás decir millones de cosas respecto a cómo prevenirla: una buena alimentación, tomar suplementos de calcio y aceite de pescado… Sin embargo, no hay pruebas fehacientes de que así sea.

La única forma de prevenir las consecuencias de esta dolencia es una buena atención prenatal, y en caso de que exista la mínima posibilidad de tener preeclampsia que consultes con tu médico y estés dispuesta a realizarte revisiones más asiduas.

Por último, aunque no existen pruebas de detección para prevenir el riesgo de desarrollar preeclampsia, sí existen algunos análisis básicos que permiten detectarla durante la primera mitad del embarazo. A través de:

  • Ecografía para controlar el crecimiento del feto
  • Ecografía Doppler
  • Revisión de la Tensión arterial, orina y peso
  • Revisión de la función renal y coagulación sanguinea
El mejor consejo
Para evitarte dolores de cabeza y preocupaciones innecesarias te recomendamos dos cosas, en caso de que notes indicios de preeclampsia.

  1. Estate atenta a la aparición de síntomas como hinchazón de tobillos, muñecas o cara. Y procura que te realicen adecuadamente los análisis de orina pertinentes, para controlar la aparición de proteína.
  2. Concurre a todas tus citas con tu médico y mantente despierta para beneficiarte al máximo de un estricto control a lo largo de todo el embarazo.
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