8 Aspectos Importantes de la Lactancia que Debes Saber

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Apego con tu bebé | Derechos fotolia

Los primeros días de vuelta a casa, con el niño recién nacido, pueden ser los más terribles de tu vida o los más maravillosos. Esto depende no solo de tu preparación, sino también de tu estado anímico. De tu capacidad por cuidar de ti misma y del bebé sin ponerte de los nervios.

En este artículo te contamos las 8 cosas fundamentales de la lactancia que podrán ayudarte a organizarte mejor y a crear un mejor apego con tu bebé.

1- La rutina de las comidas

Probablemente durante las primeras semanas pensarás que alimentar al bebé tiene prioridad por sobre todo lo demás. Posiblemente necesites un par de días hasta encontrar y armarte una rutina que te quede cómoda. Y para esta situación, nada mejor que tener apoyo en casa, a fin de poder retornar a tu vida sin colapsar saturada de obligaciones. Sin duda esto te ayudará a que el proceso sea más rápido y puedas organizarte con mayor tranquilidad.

De todas formas, ¿para qué engañarnos? Cuando pensamos en nuestro hijo, más allá de nuestro cansancio, del desorden de la casa y de todas esas cuestiones lo que nos parece de vital importancia es la alimentación que le prodigaremos. Y, entonces es cuando surgen miles de preguntas. Principalmente dilucidaremos entre la lactancia materna y las leches sustitutas.

Desde nuestro blog te hemos hablado en otras ocasiones de los beneficios en el desarrollo de tu bebé que supone alimentarlo con tu propia leche. Y también de todas las ventajas que esto tendrá para ti. Así que te la recomendamos, siempre que no sea contraindicado en tu caso. Posiblemente, como les ocurre a la mayoría de las madres, vivas esta experiencia como una de las más maravillosas de tu vida.

2- Con qué frecuencia come un bebé

Entre las cosas que debes considerar, está la frecuencia en la que deberás amamantar a tu bebé. Al principio es normal que te preocupes por si lo estás haciendo de la forma correcta y si tu hijo recibe suficiente alimento. Pero cuando vayas viendo cómo progresa, tus temores se desvanecerán y podrás relajarte, confiando en tu propio criterio.

Hasta hace poco tiempo se alimentaba a los bebés siguiendo un horario rígido, que era cada cuatro horas. Y si el bebé se ponía a llorar desconsoladamente antes de que el reloj marcara la hora, se lo distraía hasta que fuera momento de comer. Hoy, la mayoría de los pediatras recomiendan un horario más flexible, que se rige por las necesidades del bebé más que de un reloj.

Durante las primeras semanas de vida es normal que el bebé quiera comer con frecuencia  por lo que deberás estar preparada para darle el pecho cada dos horas. De hecho, al principio te parecerá que no haces otra cosa que darle de comer a tu hijo. Pero, ¡tranquila!, ese período no durara siempre. Tal vez podrías plantearte cada sesión como una oportunidad para sentarte y descansar.En las siguientes semanas, conforme el pequeño vaya creciendo, verás que los períodos intermedios se van alargando y que el bebé se adapta, por sí mismo, a una comida cada cuatro horas. No obstante, los niños varían en su capacidad para adaptarse, así pues, no te preocupes si al suyo le cuesta más que al de alguna de tus amigas.

En ocasiones los bebés con menos peso y volumen  o los que están adormilados -quizás debido a los fármacos que te dieron durante el parto- no indican cuando necesitan comer. En este caso, debes estar atenta y no dejar pasar más de cinco horas sin ofrecerle el pecho.

3- ¿Qué cantidad de leche toma un bebé?

¿Cuánto necesita? No hay una medida marcada para todos los bebés. Cada bebé tiene sus propias necesidades y requerirá el alimento adecuado para satisfacerlas. Incluso, podrás notar que tu bebé come más en algunas tomas que en otras. Déjale guiarse por su apetito y comer cuanto crea suficiente.

De todas formas se estima que un bebé necesita alrededor de 75 a 100 ml por cada 0,5 kg de peso.

4- ¿Necesita agua?

La leche materna contiene suficiente agua para el bebé, así que, incluso en el clima más cálido, si le das el pecho no hay necesidad de darle bebidas suplementarias. De hecho muchos médicos no te lo recomiendan, ya que puedes confundir al bebé (quien está intentando aprender a alimentarse del pezón) y, además, podrías llenar en exceso su diminuta barriga, lo que interferirá, en su apetito.

Si has optado por el biberón, sin embargo, deberás darle un poco de agua extra si lo notas deshidratado o febril, o si hace demasiado calor. Pero no le des demasiada para no interferir en su apetito. Cuando le des agua procura que esté hervida y fría.

5- ¿Cómo prevenir los gases?

Todos los bebés absorben algo de aire cuando comen, pero algunos parecen sufrir más de gases que otros. Este tipo de problemas suelen surgir sobre todo, en los bebés que se alimentan con biberón.

Si le das el biberón a tu bebé, hay dos cosas que puedes hacer para comprobar si está chupando aire. Para ello debes comprobar que los agujeros de la tetina sean del tamaño adecuado  (sostenga el biberón al revés y observe cómo gotea la leche; debe ser un flujo de una gota por segundo de forma constante). Además, debes vigilar que el biberón esté siempre inclinado (el líquido debe cubrir por completo la parte superior del biberón y llenar la tetina).

No obstante, los bebes que se amamantan también pueden sufrir gases. Las causas varían en cada individuo. En algunos casos puede darse porque no se agarran bien al pecho y se resbalan levemente. En otros, puede deberse a que no hay un flujo regular de la leche. Si es éste tu caso y notas que la leche sale a chorros, antes de ponerte al bebé en el pecho, debes extraerte un poco. Cuando notes que la cantidad que aflora es normal y estable, puedes acercarte al bebé para que se alimente.

En ambos casos (tanto si amamantas a tu bebé como si le das el biberón), es conveniente que el bebé no aguarde demasiado entre toma y toma. Si tiene hambre, puede llorar en exceso y tragar mucho aire justo antes de comer; o también puede que al ponértelo en el pecho engulla la leche a mucha velocidad, lo cual le provocará gases. Intenta evitar ambas situaciones.

6- Formas de eliminar el exceso de aire

Una buena forma de evitar que los gases se acumulen en el organismo del bebé es haciéndolo eructar; de este modo se eliminaría el exceso de aire.De todas formas esto puede resultar muy molesto para el bebé. A algunos no les gusta que le corten a la mitad y se ponen a chillar. Deje que su hijo se lo haga saber, si se detiene a la mitad, ayúdale a eructar y sino, cuando haya terminado.

Si notas que tiene problemas para eructar solito, ayúdalo. La forma ideal es sentándolo en tus rodillas e inclinándolo ligeramente hacia adelante, sosteniéndole la cabeza con una mano debajo de la barbilla. También puedes sostenerlo derecho, apoyándolo en tu hombro. En ambos casos, puedes colaborar con él dándole algunas palmaditas o frotándole la espalda. Y recuerda tener siempre una toalla a mano, por si regurgita algo de leche.

Sin embargo, si no notas que tu bebé padece de gases, no te pases horas tratando de hacer que eructe. Algunos bebés no lo hacen o prefieren esperar una hora antes de hacerlo. Intenta no presionarlo y quédate tranquila.

7- Acerca de la regurgitación

Este es un tema bastante importante, algunas primerizas se asustan cuando se encuentran con el primer “vomitito” de su bebé. ¡No pasa nada! Casi todos los bebés regurgitan pequeñas cantidades de leche de vez en cuando, por lo general cuando se está tratando de que eructen o cuando están tumbados.Puede ser debido simplemente a su inmadurez física; los músculos entre el estómago y el esófago carecen de coordinación en algunos recién nacidos.

En otros casos, puede que el bebé trague mucho aire al comer y después, cuando lo saca, regurgita un poco de leche al mismo tiempo.Mientras el bebé se encuentre bien, aumente de peso y el vómito no sea violento, no suele haber nada de qué preocuparse.

Los problemas de regurgitación se solucionan cuando el bebé cumple los seis meses y pasa a tomar una dieta más sólida y beber menos leche.

Si el bebé regurgita con frecuencia con violencia o parece que siente dolor, quizá tenga algo más grave, como una infección gástrica o trastornos digestivos o de regurgitación. En este caso debes ponerte en contacto con el pediatra a fin de que te oriente acerca de lo que debes hacer.

8- Tranquilidad y buen criterio, el gran secreto

Amamantar a tu bebé será una experiencia que te enriquecerá muchísimo pero que también te exigirá una cierta planificación.

Es imprescindible que te mantengas siempre con la cabeza despierta y una actitud positiva a fin de producir una leche fabulosa para tu peque. Y que estés alegre para poder apreciar esta oportunidad maravillosa que la vida te regala y transmitas entusiasmo a tu bebé.

Hay muchas madres que se agobian por las numerosas tareas que deben enfrentar. No dejes que a ti te consuman. Permite a los que te quieren que te ayuden y acompañen y, sobre todo, aprende a disfrutar de esa nueva compañía y busca la armonía en esta etapa que comienzas.

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