Muchas cosas cambian en nuestra vida cuando nos quedamos embarazadas. No solo vemos cómo nuestro cuerpo se va transformando, sino que además percibimos una serie de repentinas alteraciones en nuestros hábitos, a las que nos cuesta acostumbrarnos. Y, con el objetivo de prodigarle a nuestro bebé un desarrollo adecuado y feliz y de cuidar de nosotras mismas, debemos tomar una serie de precauciones.

¿Te han dicho que debes dormir sobre tu costado izquierdo? En este artículo te lo contaremos todo acerca del por qué de ese consejo y te mostraremos algunas investigaciones que se han hecho al respecto.

¡Nunca duermas boca arriba!

Lo primero que van a decirte los médicos y tus amigas es que no debes dormir boca arriba. Es cierto que, llegado un momento del embarazo ni siquiera podrás planteártelo, pero de todas formas es conveniente tomar este recaudo desde el principio.

La recomendación está basada en la prevención de un trastorno conocido como síndrome de hipotensión supina; aunque vale mencionar que no es del todo frecuente.

¿De qué se trata? Es una situación que tiene lugar cuando nos encontramos acostadas boca arriba y el útero comprime una vena conocida como cava inferior, que es la encargada de irrigar la sangre desde el resto del organismo al útero, por ende, en oxigenar al bebé. Al comprimirse esta vena, la cantidad de sangre que regresa al corazón es inferior de la esperable y la cantidad de oxígeno que arriba al útero desciende, a causa de la disminución en la presión sanguínea. Además tiene lugar una elevación del ritmo cardíaco de la madre.

Las sensaciones que tendrás serán:

• Mareos repentinos
• Excesiva sudoración
• Palpitaciones

Ante esta situación lo que debes hacer es cambiar bruscamente de posición (el propio cuerpo así te lo pedirá). De no hacerlo, podrás perder incluso la conciencia. Normalmente no trae consecuencias para el bebé ni para ti, pero no debes ignorarla.

Además, es importante que sepas que uno de los órganos más grandes de tu interior es el hígado, el cual ocupa la parte superior derecha del abdomen. Al dormir boca arriba, provocas que se posicione sobre el útero y que éste presione todavía más la vena cava; si lo haces apoyándote del lado izquierdo, en cambio, se mantendrá muy alejado de la vena, más que si lo haces del derecho. Por tanto, entre ambos costados, es conveniente que duermas del izquierdo.

Si bien este problema no aparece hasta los dos o tres meses antes del parto, puede ser una buena medida acostumbrarte lentamente a esta nueva postura al dormir.

Pese a que muchos contradicen la real importancia de este consejo, según un estudio realizado en la Universidad de Auckland, de Nueva Zelandia, sí debería tomarse como algo relevante.

Después de observar que en 310 partos normales había habido 155 nacimientos muertos, y teniendo en cuenta que las embarazadas en estos últimos casos no habían tomado en cuenta este consejo, los científicos afirmaron que la posición de la madre, sobre todo en la noche anterior al nacimiento, puede ser absolutamente definitorio para la vida del bebé.

Si la madre duerme del lado derecho puede no provocarle ningún problema al feto, si éste se encuentra sano; sin embargo, si tiene algún tipo de problemas, la reducción en el irrigamiento de oxigeno (provocado por hacer presión sobre la vena cava) podría traer severas consecuencias para el futuro bebé.

¿Por qué no puedo dormir?

Durante el embarazo nuestro sueño pasa por diferentes estadios.

Al principio, dado que el bebé se está formando y que nuestro cuerpo debe trabajar el doble por alimentarlo y brindarle todos los elementos que necesita para desarrollarse, es normal que nos sintamos sumamente cansadas y, de hecho, que durmamos más de lo habitual. Sin embargo, al acercarnos a los últimos meses esta situación cambia drásticamente. Conciliar el sueño en esta etapa puede parecer a veces una tarea titánica. Estamos sumamente ansiosas, tenemos tantas cosas dándonos vueltas en la cabeza que no somos capaces de dormirnos con facilidad.

Entre las razones principales para conciliar el sueño puede mencionarse el hecho de que el feto ya tenga un importante tamaño y ocupe un buen espacio, cosa que hace que nos resulte mucho más difícil encontrar la posición cómoda. Además, cuanto más grande sea nuestro abdomen, más difícil nos resultara cambiar de posición en la cama y esto puede volverse un tanto incordioso para nosotras.

Por otro lado, es muy común que tengamos una frecuente necesidad de ir al baño a orinar. Esto es debido a que los riñones están funcionando más de lo normal porque deben filtrar un mayor volumen de sangre, y a que el aumento del tamaño del útero reduce el espacio disponible para el ensanchamiento de la vejiga, por lo que ésta se vuelve más pequeña y se llena con más frecuencia.

A su vez, el aumento del ritmo cardíaco, nos mantiene más activas y a causa de ello nos resulta más difícil relajarnos completamente para alcanzar el estado necesario para dormirnos.

También la falta de aire es un factor que influye; incluso puede ser que sientas que debes hacer un gran esfuerzo para respirar correctamente. Sin contar los calambres que pueden aquejarte las zonas de las piernas y espalda y la acidez que suele aparecer cuando te encuentras acostada debido al lento funcionamiento del aparato digestivo (otra característica común del embarazo).

Sumado a todas estas cuestiones netamente físicas se encuentran las emocionales. El estrés, los nervios, la preocupación y los temores tan comunes de esta etapa, pueden afectar rotundamente tus horas de descanso.

La posición ideal para dormir cuando estamos embarazadas es acostándonos sobre el lado izquierdo de nuestro cuerpo y con las piernas flexionadas. De este modo conseguiremos que ni el peso del hígado ni del bebé se apoyen sobre la vena cava y a la vez, facilitaremos el trabajo del corazón. Además, mejorará el flujo sanguíneo hacia el feto, el útero y los riñones. Si sufres de dolores de espalda, esta posición también puede ayudarte a contrarrestarlos.

Una buena alternativa puede ser el uso de almohadas que te sirvan de apoyo. Prueba de colocarte una debajo del abdomen y otra entre las piernas; e incluso una tercera en la región lumbar. Ya verás cómo mejoran muchísimo tus horas de sueño.

8 Consejos para conciliar el sueño

Seguramente conoces de sobra las píldoras y las hierbas medicinales para dormir; debes saber que ninguna de ellas son recomendables cuando estamos embarazadas. Así que, por muy desesperada que te encuentres por no poder conciliar el sueño, te recomendamos que las evites. Sin embargo, hay otras cosas que puedes hacer para mejorar tu situación.

A continuación te proponemos una serie de trucos que pueden ser muy útiles en estos momentos:

1. Reduce el consumo de cafeína (café, té, gaseosas)
2. Evita ingerir mucho líquido o alimentarte abundantemente pocas horas antes de acostarte
3. Realiza alguna actividad que te relaje, como darte un bajo de inmersión o hacer yoga para eliminar el estrés al terminar el día
4. Intenta mantener una rutina relativamente rigurosa respecto a tus horas de sueño
5. No hagas ejercicio intenso antes de irte a dormir
6. Mantente informada acerca de todo lo que al embarazo se refiere, a fin de no dejarte llevar por esos mitos poco ciertos que no existen más que preocuparte y privarte de dormir adecuadamente
7. Si te encuentras en la cama sin poder conciliar el sueño. ¡Levántate! Realiza alguna actividad que te impida pensar en la cantidad de horas que te quedan para descansar: lee un libro, escucha música, escribe… y regresa a la cama solo cuando te sientas realmente cansada
8. Toma siestas cortas y acostúmbrate a dormir a intervalos; cuando nazca el bebé esta será tu rutina, será él quien decida el ritmo de sueño en todo el hogar

Por último te recordamos que lo ideal durante el embarazo es descansar alrededor de 8 horas diarias de una forma relajada. De todos modos, cuando te acuestes, intenta no pensar en cuántas horas has dormido el día anterior y lo mucho que deseas descansar, porque eso te pondrá una mayor presión que posiblemente derive en que tardes más en dormirte.